El petróleo se está abaratando debido a la rápida disminución de la actividad económica en China, donde las grandes ciudades aún se encuentran bajo estrictas restricciones de cuarentena.

Los futuros de julio para Brent en ICE Futures de Londres se ubicaron en $110,92 por barril, un 0,56% menos que el precio de cierre de la sesión de negociación anterior. El precio de los futuros del petróleo WTI para junio en el comercio electrónico en la Bolsa Mercantil de Nueva York para este momento cayó a $110,13 por barril. Por cierto, siguiendo los resultados de la semana pasada, la marca de referencia Brent ha subido de precio un 0,8% y el WTI, un 0,7%.

La producción industrial de China cayó en abril por primera vez desde marzo de 2020, según las últimas estadísticas. La caída en las ventas minoristas también se convirtió en un récord desde el mismo período. Y dado que China es el mayor importador de petróleo del mundo, se vuelve obvio que una caída tan significativa en la economía china corre el riesgo de reducir significativamente la demanda de recursos energéticos en el plan global.

Al mismo tiempo, las élites políticas de los países de la UE se reúnen el lunes en Bruselas para discutir el próximo paquete de sanciones contra Rusia. Como ha demostrado la práctica, no todos los países europeos están dispuestos a apoyar inequívocamente la decisión de la Comisión Europea y abandonar abruptamente el petróleo ruso. Por ejemplo, Hungría no puede permitírselo categóricamente, e insiste en extender el período de transición a otras fuentes de suministro o excluir su voz del paquete de sanciones contra Rusia. Varios otros estados, incluida Bulgaria, tampoco están completamente listos para renunciar al petróleo ruso. En este sentido, algunos miembros de la UE están dispuestos a hacer concesiones a estos países y consideran la posibilidad de posponer la introducción de una prohibición a la importación de materias primas de Rusia.

Alemania, entre sus vecinos del bloque, resultó ser el más categórico y tiene la intención seria de dejar de importar petróleo de Rusia para fines de este año. Además, su decisión sobre este tema es inquebrantable y no depende de si la UE puede coordinar sus planes para imponer un embargo o no. Incluso aquí no funcionará sin algunas dificultades. Por ejemplo, la refinería de Schwedt depende en gran medida de Rosneft, ya que opera con materias primas de Rusia recibidas a través del oleoducto Druzhba. La actividad de esta planta tiene como objetivo enriquecer todo el este de Alemania con productos derivados del petróleo.

A día de hoy se sabe que los cancilleres de la UE siguen sin poder destrabar el tema del embargo petrolero contra Rusia. Así, el líder de la diplomacia europea, Josep Borrell, aseguró que los jefes de los ministerios de Exteriores de la UE no pudieron implementar su plan de embargo del petróleo ruso por diferencias irresolubles dentro de la alianza. Por cierto, la anterior ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Burbock, declaró con confianza que la decisión sobre la negativa de la Unión Europea al petróleo de Rusia en virtud del sexto paquete de sanciones se tomaría en cuestión de días.

Mientras los países del bloque intentan encontrar un consenso sobre este tema, el sitio web de la Comisión Europea publicó un documento en el que prescribió el escenario base para el pronóstico económico de primavera de la CE para 2022-2023. Curiosamente, este documento no incluía una prohibición a la importación de petróleo ruso. La perspectiva de la política comercial incluía solo aquellas medidas comerciales vigentes hasta el 29 de abril de 2022.

Entonces, el escenario compilado por los analistas de la UE implica una mayor preservación de las tendencias que existen hoy en el mercado de la energía. Según el documento, el precio promedio anual del crudo Brent este año mantendrá sus posiciones en los gráficos dentro del nivel de $103,6. Según los analistas europeos, el próximo año el precio medio del Brent aún debería caer hasta los $93,5.

También es de destacar que en el pronóstico publicado, la CE casi duplicó su pronóstico de inflación en los países de la alianza este año, del 3,5% (pronóstico de otoño) a un récord de 6,1%. También se rebajó la previsión de crecimiento económico para este año, del 4% al 2,7%, y el próximo año, del 2,8% al 2,3%.